MUCHAS GRACIAS POR ESTAR AQUÍ !
Me gusta poder contar historias de amor, inmortalizar miradas, gestos y emociones, congelar momentos únicos que puedes revivir para siempre.
Podría decir que desde pequeño tengo una cámara debajo del brazo, o que gracias a mi padre y su pasión por la fotografía, antes de comenzar a leer comencé a disparar, pero no es así, les estaría mintiendo. La realidad es que mi familia no era de fotos y es por ello que tengo solo tres fotos de mi infancia y echo mucho en falta eso, el hecho de poder viajar en el tiempo, creo que es uno de los motivos por los que me empezó a interesar la fotografía.
A los 16 años conocí la fotografía gracias a mi hermano mayor y su cámara, él acompañó todos los momentos importantes de la familia con sus fotos. Incluso hoy con gusto miro esas fotografías: creo que tienen una capacidad única para contar historias, mantener los recuerdos y a los seres queridos vivos para siempre, ¡por eso las amo!
Desde que nació mi primer hijo, (sí, soy papá de dos adorables niños, Benedek (12), el filósofo sentimental, y Lexa (5), la guerrera terremoto), la cámara ha sido mi fiel compañera… y con el tiempo también ha demostrado ser una aliada de mi deseo de conocer y comprender a las personas en profundidad, incluso a mí mismo.
Sí, porque si la fotografía es una de mis grandes pasiones… la segunda es la psicología. Siempre me ha encantado observar a las personas: la curiosidad hacia los demás, sus historias y sus personalidades, nunca me ha abandonado.
Por esta razón, después devorarme muchísimos libros sobre psicología, logré combinar mis habilidades, disposición empática y amor por la fotografía. Esto llevó a la decisión de dedicarme a narrar historias desde detrás mi cámara, el lugar donde me siento seguro.
Me gusta pensar que mi historia será un recuerdo para siempre en la vida de alguien.